Métodos feministas

En este ensayo quiero estudiar el movimiento feminista y me pregunto algunas de sus estrategias para implementar mayor igualdad en nuestra sociedad. Por favor, tomar este ensayo con una mirada crítica hacía los métodos feministas, no hacia el feminismo como significado filosófico.

El movimiento feminista normalmente se clasifica en tres grupos: el primero, a finales del siglo 19 y principios del 20, lucharon por una igualdad política. El segundo grupo, en los 60 y 70, lucharon por igualdad legal y profesional. Y el tercer grupo, en las últimas dos décadas, han luchado por igualdad social.

Sin embargo, mientras que la igualdad política y profesional se definen claramente y son fáciles de medir, la igualdad social es borrosa y complicada. El movimiento feminista actual no es tanto una protesta en contra de leyes injustas o instituciones sexistas (que lo sigue siendo, pero en menor medida), sino una protesta en contra del inconsciente colectivo, así como en contra de las “normas” culturales adoptadas y heredadas por siglos, que otorgan desventajas a las mujeres.

Esta es la parte complicada porque ya no estás lidiando con instituciones —estás lidiando con las percepciones de las personas.. Tienes que confrontar sistemas de creencias y suposiciones irracionales y forzar a la gente a desaprender cosas que ellos han “sabido” por décadas. Es algo muy difícil de hacer.

La parte más difícil de todo esto es que no hay un sistema de medición en el área social para decidir que es igual y que no. Si hago una entrevista a tres personas, dos de ellas son mujeres, y decido contratar al hombre: ¿Es igualdad? ¿Es sexismo? Si despido a tres personas y dos de ellas son mujeres: ¿Esto es igualdad? ¿Es sexismo? No lo puedes saber a menos que sepas porqué lo contraté o porqué las despedí. No puedes saber porqué a menos que entiendas mis creencias y motivaciones.

Entonces el feminismo hoy en día tiene un problema de medida. Es fácil medir si los hombres y las mujeres están recibiendo la misma beca para sus estudios. Es fácil medir si los hombres y las mujeres están recibiendo el mismo salario para el mismo puesto de trabajo. Pero, ¿Cómo mides la justicia social? Si en un centro de investigación trabajan más hombres que mujeres, ¿Es el género el problema? ¿Es una falta de igualdad? ¿Cómo lo mides? Como este, miles de ejemplos más.

Aquí entramos en estrategias feministas para medir la igualdad social entre mujeres y hombre, que cada vez se radicaliza y se utiliza —como muchos temas actuales— para fines políticos.

Métodos feministas: El feminismo como filosofía vs. El feminismo tribal

En términos filosóficos, el feminismo tiene razón:

– Todas las personas, independientemente de su sexo o género, deberían tener los mismos derechos y el mismo respeto. Aquí no hay mucho más que decir.

– La mujer ha sido oprimida a lo largo de casi toda la historia de la humanidad, en casi todas las culturas y sociedades, y hay un residuo inmenso de esa opresión que aún se lleva hoy en día.

– A pesar de las diferencias biológicas, los hombres crecen en una cultura de masculinidad tóxica que no es sana para la mujer, pero que tampoco es sana para los hombres.

El problema comienza cuando el feminismo se transforma en más que una filosofía. Hoy en día el feminismo es un movimiento político, una identidad social y una serie de instituciones.

Hay una cosa que sucede en grupos de gente. Se comienza con una idea, que generalmente es una muy buena idea. Se juntan y se organizan sobre esa idea, porque organizar grandes grupos de personas y construir estructuras para actuar es la manera de lograr cosas en esta sociedad —y, por cierto, la razón porque la cual el homo sapiens ha sido exitoso frente a sus otros homínidos rivales. Pero una vez tienes al grupo, organizado por un proyecto en común, logrando cambios políticos y adoptando poder en la sociedad, construyendo instituciones y carreras a las que se dedican ellos mismos, naturalmente todas las malas tendencias humanas (yo diría instintos animales) comienzan a aparecer —en otro post indagaré el por qué.

Como humanos, somos tribales por naturaleza. Venimos al mundo con la necesidad de pertenecer a un grupo. Y una vez formamos parte de nuestra pequeña tribu, adoptamos toda clase de sesgos y preferencias. Construimos sistemas de creencias que justifican el poder y superioridad de nuestro grupo. Creamos pruebas para ver si otros son “verdaderos” y “puros” miembros de nuestro grupo, y minimizamos a los “no-creedores” y/o los expulsamos de nuestra tribu. Los participantes de la tribu harán esto sin ellos mismo darse cuenta, con la necesidad de reafirmarse ellos mismos y etiquetarse dentro del grupo al que pertenecen.

Una vez que una filosofía se vuelve tribal, su creencia ya deja de existir solo para servir un principio moral, sino que ahora existe para servir a la promoción del grupo. Pasa en todos los grupos desde: política si eres de derechas o izquierdas, maternidad si eres de crianza de apego o tradicional, comida si eres vegano o no, escalada si estas a favor o en contra del reequipamiento de vias, etc.

En las últimas décadas, ha habido mucho progreso desde la segunda ola de feminismo en los años 60-70. Falta, aún falta camino por recorrer, pero el progreso ha sido abismal. Pero el problema es que el feminismo, en el proceso de emular todo el progreso de los últimos 50 años, se ha vuelto más que una filosofía. Se ha convertido una institución. Y las instituciones, guste o no, al final estarán más interesados y tendrán más prioridad en mantenerse como institución que luchar por la razón que les dio el nombre de “institución”.

Es así como el feminismo como filosofía se ha convertido en un feminismo tribal.

El feminismo tribal diseñó una seria de creencias específicas —que donde mires hay una opresión patriarcal constante, que la masculinidad es violenta, y que la única diferencia entre hombres y mujeres están en nuestra imaginación cultural, sin alusión a la biología o la ciencia. Llegando a empujar estas creencias a conclusiones llevadas a un extremo: como cambiar el idioma para «incluir» al género, como decir que todo tipo de romanticismo es violencia de género, y así.

Las generaciones feministas previas estaban dispuestas a luchar sin descanso para hacer que las mujeres pudieran votar, ir a la universidad, tener una educación igualitaria, tener protección por la violencia doméstica, eliminar la discriminación en el trabajo, igualdad de salarios y leyes justas de divorcio. Tangible, siempre tangible. No digo que ahora no se haga, pero existe una parte corrompida por la «tribu» que ha perdido el sentido filosófico de lo que es el feminismo.

Las feministas de antes eran el cambio que ellas deseaban. Salían, protestaban y votaban. Fueron a la universidad y obtuvieron trabajos. Hoy en día, el feminismo tribal parece más interesado en forzar pensamientos y percepciones sobre las mujeres, más que convertirse en la mujer que ellas quieren ver. Por ejemplo, conozco muchas luchadoras “feministas” que no votan.

Si, las mujeres aún sufrimos de estereotipos y persecución en la industria. Trabajo en un centro tecnológico y me he encontrado con comentarios desafortunados. Pero escribir una “X” o una “E”, en vez de una “O” en un informe, para referirme al plural no cambiará nada y honestamente lo encuentro absurdo —en español, el masculino es el género no marcado, puede abarcar al femenino según el contexto y me niego a cambiar la gramática para no ser etiquetada de machista dentro del feminismo tribal. El cambio del lenguaje sucede de forma natural y no cambiará, nunca, de manera forzada.

La manera en la que destruyes estereotipos es siendo la contradicción de ese estereotipo. La manera en la que cambias el pensamiento de la gente es demostrando como están equivocados a través de las acciones. Se tú el cambio que quieres: vota, estudia, ve a la universidad, trabaja, demuestra lo que eres. Si, protesta y sal a la calle, pero también actúa. Y eso sí, no dejes pasar el más mínimo comentario discriminatorio.

Considero que así se construye el verdadero activismo. Así es como sucede el progreso real. Ya lo decían en la película “Salt Lake City Punk”: If you want to fuck the system, you have to do it from the inside: “Si quieres joder al sistema, tienes que hacerlo desde dentro”.

Por siglos las mujeres hemos sido marginalizadas y minimizadas en la sociedad. Uno de los estereotipos que los hombres atribuyen a las mujeres es que estamos muy preocupadas por nuestros sentimientos y como los otros perciben nuestros sentimientos. Curiosamente, esto es el mismo comportamiento en el cual ha caído el feminismo tribal.

Por lo tanto, así como pasa con las filosofías que se han decantado por su extremo político, el feminismo tribal está contradiciendo muchas de las premisas filosóficas sobre el cual se construyó. El feminismo tribal, luchando por la opresión, oprime puntos de vista que contradice los suyos. Y una vez que tu filosofía se ha girado en sí misma, se vuelve corrupta.

Estás tan ocupado y sesgado intentando cambiar a la gente a tú tribu y justificando tu poder y tus creencias, que pierdes el sentido de lo que realmente importa.

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